Sonreí, eras tú…
Te reconocí de inmediato esos ojos, el cabello rebelde y tu voz, al fin el destino se había apiadado de mí estaba frente a ti…
Sonreímos, mi corazón me delata, nervioso observas al hombre que se encuentra a mi lado.
Perdón…
Susurre mientras ambos se presentaban, dirigí la mirada hacia la luna rogando que tal vez no te hubieras percatado de las pequeñas arrugas que cubrían mi cuerpo y las pequeñas mechas plateadas que amenazaban con cubrir el cabello que tanto te gustaba, seguías siendo el mismo muchacho carismático del que me enamore.
Perdóname…
Me sonríes ella toma tu mano y sonriéndome te aleja de mi lado, un sentimiento de envidia recorre mi cuerpo, así sin más la velada transcurre sin alteración; alguna te observo, de verdad no has cambiado nada, un nudo se forma en mi garganta mientras recuerdo mi abandono…
Perdóname, perdóname…
Ha llegado el final de este encuentro mi pequeña niña te besa y muestra orgullosa el anillo que le entregaste junto con tu corazón. Ha llegado el momento que más temía, te acercas y besándome en la mejilla susurras lentamente.
Mi padre le manda muchos saludos…
Te alejas…
Sonrío mientras tomo la mano de mi esposo, él se parece tanto a ti…
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